Ferrari arrasó en la última temporada de subastas de coches clásicos tanto en valor como en cantidad de coches. Fue un año excepcional para la marca del cavallino rampante, como certifica el Classic Car Auction Yearbook 2022-23, la publicación de referencia de las ventas públicas en este mercado.
La insignia italiana acaparó 13 de los 15 vehículos que alcanzaron el mayor precio, colocó un total de 58 en la lista de los top 100 más cotizados, un récord desde la primera edición del Yearbook en 1994; y 104 coches de los 340 que superaron el millón de dólares.
La estrella de la pasada temporada fue un Ferrari 412P de 1967, que ese mismo año quedó tercero en los 1.000 kilómetros de Spa y séptimo en Brands Hatch. Al año siguiente, con David Piper al volante, este bólido cruzó primero la meta en los 200 kilómetros de Nuremberg, en Solituderennen Hockenheim y en el Gran Premio de Suecia.
La subasta, realizada en Carmel (California) por la casa Bonham en agosto pasado, se cerró por 27,84 millones de euros. Un coche con historia y todo original: chasis, carrocería, motor y transmisión… elementos que elevan exponencialmente el valor a un clásico.
El coche de Michael Schumacher
Tras la estela del 412P, las casas de subastas colocaron un Ferrari 250 GT Spyder California de 1962, un 250 LM de 1964, y tres Berlinetta 250 GT del 60, 61 y 62. Y aprovechando el tirón del interés por los clásicos de competición, se vendieron un Ferrari 312 PB de 1972, presente en los podios de carreras de resistencia en Buenos Aires, Nürburgring, Sebring o Monza, y un F1 con el que Michael Schumacher obtuvo cinco victorias en 2003, temporada en la que el piloto alemán se alzó con el campeonato mundial, el penúltimo de los cinco consecutivos que conseguiría con esta escudería.
Claramente, Ferrari fue el rey de las subastas en la temporada pasada, celebradas entre septiembre de 2022 y finales de agosto de este año, tanto de forma presencial como desde las principales plataformas digitales.
En parte, el éxito de la casa de Maranello se explica porque en períodos de inestabilidad financiera como el actual, los compradores se inclinan por las marcas más afamadas y deseadas, a las que perciben menos vulnerables a los vaivenes del mercado. Es decir, aquellas cuyo valor suele incrementarse o al menos mantenerse a lo largo del tiempo.
Tal es el tirón de Ferrari, que el pasado lunes la casa Sotheby’s anunció la venta de un Ferrari 330 LM/GTO de 1962 por 48,3 millones de euros, superando en el mismo evento en Nueva York a cotizados pintores como Monet, Picasso, Chagall o Balthus.
El coche, que participó en las 24 horas de Le Mans y los 1.000 km de Nürburgring, logró además el doble hito de convertirse en el vehículo más caro de Ferrari y el segundo más cotizado vendido en subasta, por detrás de un Mercedes-Benz 300 SLR Uhlenhaut que alcanzó 135 millones de euros el año pasado.
Está claro que tras el rebote que experimentó el sector de clásicos tras la pandemia debido al exceso de liquidez, el último año de subastas dejó en evidencia que el ímpetu del mercado se está moderando.
Modelos de los años sesenta
Las altas tasas de interés, el aumento de los costes de transporte y, en general, las no muy halagüeñas perspectivas económicas a escala mundial afectan al coleccionismo de coches clásicos: los compradores son más reflexivos y selectivos a la hora de hacer sus adquisiciones. Y es que aparte de los problemas globales, la compra de un coche clásico acarrea grandes desembolsos, empezando por los honorarios de las casas de subastas hasta el mantenimiento, seguro, transporte y almacenamiento.
“Desde que nació el mercado de coleccionistas de coches clásicos hace unos 40 años ha sufrido altibajos cada 5 o 10 años, algo corriente en sectores del arte o inmobiliarios. Por eso, cuando los clientes me preguntan si es un buen o mal momento para comprar el coche de sus sueños, les respondo que, si tienen la oportunidad, que la aprovechen, porque ese automóvil puede desaparecer para siempre”, escribe en el Yearbook Matthieu Lamoure, director de la casa de subastas francesa Artcurial Motors.
Entre las ventas de la pasada temporada, la empresa destaca un Maserati A6 GCS/53 Fiandri Spyder de 1954, que alcanzó un precio de 3,4 millones de euros en el evento Le Mans Classic. “Los automóviles de los años 50 y 60 cosechan buenos resultados gracias a la autenticidad que los caracteriza”, añade.
Los vehículos fabricados entre 1946 y 1964 son el segmento clásico por excelencia y supusieron el año pasado algo más del 20% tanto de los coches ofrecidos como de los que cambiaron de mano. Este mercado, unido al de los post-clásicos (fabricados entre 1965 y 1974), suelen representar casi la mitad de las ventas cada temporada.
Sin embargo, en los últimos años, una categoría amenaza cada vez más con robar protagonismo, la de los coches construidos a partir del nuevo milenio. Hay una generación de jóvenes millonarios, muchos procedentes del negocio de las empresas tecnológicas, que puja por los modelos que tenían en los pósteres de su habitación cuando eran adolescentes.
Añadido a esto, para aprovechar aún más la creciente ansiedad de muchos nuevos ricos, marcas como Bugatti, Ferrari, Lamborghini, McLaren o Porsche, entre otras, ofrecen cada año un número limitado de coches especiales a sus clientes más fieles. Esto da a esos compradores selectos la opción de adquirir uno de estos modelos y, en el caso de que pierdan interés, siempre habrá una lista de espera para recomprarlos.
Esta es la razón de por qué en los últimos años han aparecido en el mercado tantos clásicos instantáneos, como se conoce a estos deportivos con pocos años, escasos kilómetros y fácilmente comprobables y acreditables; que han contribuido a potenciar otro fenómeno que se disparó durante la pandemia: las ventas digitales.
La caída del mercado
Las adquisiciones de coches a través de plataformas en internet ya contabilizan en torno al 20% y su peso va en ascenso, sobre todo en el mercado estadounidense, el más voluminoso del mundo, ya que acapara el 70% de las transacciones frente al poco más del 23% que aglutinan Reino Unido, Francia e Italia.
Detrás aparecen Suiza, Bélgica, Alemania y Austria, con porcentajes mínimos. Las ventas online, como explica Kenneth Ahn, presidente de Hagerty Marketplace / Broad Arrow, no supondrán el fin de las subastas presenciales, porque ambos canales comerciales crecen y son igual de relevantes, simplemente son otra opción de compra que también aprovechan las casas de subastas originalmente volcadas a organizar veladas y concursos de elegancia en vivo.
En definitiva, tras el auge de las ventas pospandemia, el mercado de clásicos se ha desacelerado ligeramente y todo apunta que la calma prevalecerá la próxima temporada. La incursión cada vez más significativa de fondos de inversión en el sector ha ampliado el abanico de compradores, supliendo a los coleccionistas que ya no pueden hacer frente a los costes de adquirir o mantener una de estas joyas sobre ruedas.
Los vehículos con pedigrí, bien conservados y documentados difícilmente pierden valor, pero como cualquier objeto de arte y diseño, están sujetos a alzas y bajas. Para despreocuparse de esos altibajos, aparte de comprobar el estado del coche, añada la pasión por conducirlo.
La entrada Ferrari arrasa en las subastas de clásicos: este es el coche más caro del año aparece primero en El Motor.
Fernando Gualdoni
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